sábado, 14 de septiembre de 2013

Ancestral sacrificio



Los tiempos han cambiado pero las mujeres nos hemos olvidado de borrar las huellas mnémicas que bordaron nuestras predecesoras en el rosado inconciente.
Un signo que nos condiciona a actuar en formadiamentralmente opuesta a la del hombre es el del sacrificio.
Sus orígenes nacen en que para dar vida debemos pagar un precio que generalmente va en detrimento de nuestra salud, nos sumerge en las fauces del dolor físico, y al miedo de enfrentarnos a lo desconocido. Cambiamos y exponiendo nuestra estética voluntariamente ofrendamos e inmolamos nuestro cuerpo físico en nombre de la creación encomendada.
Las mujeres tenemos que hacer un gran esfuerzo para no someternos a los patrones de sacrificio a favor de la comunidad y cuando lo hacemos creemos que debemos pagar un precio. Cada vez que ignoramos el llamado de la obediencia servil estamos dispuestas a un caro desembolso. Esta es una de los profundas reacciones aprendidas por las cuales algunas mujeres conservan a sus maridos a pesar de ser muy infelices en sus matrimonios. Creemos que necesitamos al hombre por que sin él no seremos capaces de defendernos, pues no estamos completas y asi expiamos la culpa por ser mujer.
Comparándonos con los hombres descubrimos en ellos una conducta libre e individualista, además de una gran independencia, con esto no quiero decir que ellos no se sacrifiquen, si pueden llegar a hacerlo pero lo concretan desde otro lugar.
Debió ser muy difícil en la prehistoria para las mujeres, salir corriendo cargando a los hijos en caso de un ataque, la evolución nos permitió comprender y cambiar algunas conductas pero aún seguimos enarbolando el pesado estandarte del sacrificio.
Analicemos objetivamente tenemos tan instaurado este proceder que ni siquiera se nos ocurre cuestionarnos y mucho menos unificar nuestro escindido destino.

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