sábado, 1 de noviembre de 2014

Para quienes amamos




Ignoramos las redes energéticas que se tejen y desplazan  alrededor. Leemos que somos parte del Todo pero solemos limitamos a la propia individualidad, apenas si conocemos el laberinto de nuestro inconsciente y ahí se acaba el mundo para la mayoría de nosotros. 
La fuerza de la energía es innegable, cuando conectamos con la espiritualidad entendemos la potencia que tiene cada uno de los pensamientos que emitimos y somos cuidadosos porque sabemos que en ellos se emana la furia destructiva del  rayo o el frescor vivificante del agua
Incluidos en un entramado desconocido somos receptáculos y eyectores de pensamientos en forma constante e ininterrumpida. Cada vez que sintonizamos la corriente positiva, llamémosle amor, enaltecemos el espíritu y cuando caemos del lado oscuro, no solo resbalamos en la envidia, celos, ambición, etc. también interferimos negativamente en la luz colectiva. Estamos indefectiblemente conectados.  Los animales, las plantas, aguas, montañas, forman parte también de nosotros. En la antigüedad los humanos respetaban y trabajaban con los espíritus de la naturaleza sanaban y curaban cualquier desarmonía, lamentablemente tanto cemento mental nos separó dramáticamente de la madre tierra.
Los seres amados que no están en esta dimensión terrenal también participan de este mar energético, como los ángeles, aunque no los veamos, ellos siempre están, muchos de ellos forman parte de nuestro ADN. Nos protegen y siguen acompañándonos desde los espacios, magnéticamente estamos unidos por los recuerdos y el corazón.
En otros países el culto a los difuntos no solo se hace en determinadas fechas. En China se alaba y efectúan una serie de honores a los antepasados en forma diaria se postran ante su altar doméstico y a ellos se encomiendanEn la cultura Yoruba los ancestros son los primeros a quienes dar cuenta, se les invoca, se recita su linaje en la mayoría de sus rituales y ceremonias, como parte fundamental de su cosmogonía. Japón, India, etc. También lo hacen por que ellos saben que ese lazo invisible no se corta al desencarnar, por el contrario cada vez que prendemos una vela, hacemos una oración con devoción en su nombre les estamos dando luz y por consecuencia nos elevamos nosotros. 
Honro a los que vinieron antes por haberme permitido esta experiencia física. Hizo falta mucho sacrificio de parte de otros para que hoy estemos aquí.
En este día y en todos los de mi vida agradezco y venero a mis ancestros. Que me sigan cubriendo con su protector manto. 
Gracias por leer. 
Noelia.


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