Los antiguos aztecas y mayas adoraban al cacao (en maya chocolhaa) durante el mes
de abril festejaban ofrendando cacao, copal y regalos a sus deidades. Creían
que el mismísimo Kukulkan les había entregado preciosa semilla.
Las
mezclaban con agua fría, agregaban chiles y preparaban oscuros brebajes
espumosos, amargos y picantes. También utilizaban los granos como moneda de
intercambio y fabricaban medicinas. Al
llegar los españoles a América conocieron el elixir, lo difundieron en el viejo
mundo donde no tuvo buena aceptación. Los religiosos fueron los que se
encargaron de incorporarle especias y azúcar originando grandes controversias. Durante
el siglo XVIII comienzan a diversificarse sus usos, bebidas de chocolate,
chocolate líquido con leche, mas tarde tablillas sólidas, también con frutos
secos, bombones con exóticos rellenos, pasteles de ensueño, chocolate en polvo,
jarabe, galletas, y una dulce variedad que hasta nuestros días nos sorprende
como los masajes corporales con cremas a base de cacao o la chocolaterapia.
Recientes
descubrimientos lo catalogan por sus propiedades químicas de agente
anti-depresivo. Energéticamente aporta 500 calorías cada 100 grs. Su
tentador sabor y sublime olor lo ha llevado a ganar el puesto número uno en la
lista de alimentos afrodisíacos. Excita nuestros sentidos, nos provee de vigor
y multiplica nuestras sonrisas.
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